domingo, 7 de febrero de 2010

...se me olvidò que te olvidè, y como nunca te extrañè....


En otra incursiòn a la librerìa en busca de un aire acondicionado que me ayude a sobrellevar este calor, me leì este libro en una hora.
Hacìa mucho que le habìa dejado de dar bolilla. Demasiada informaciòn sobre Peña, buena, mala, opiniones a favor y en contra, me terminaron cansando.
Cuando muriò, me sorprendiò, pero no lo sentì tanto.
Con el correr del tiempo, las situaciones que fuì pasando estos meses, me olvidè.
Hoy, finalmente, nada me llamaba la atenciòn.
Fue entonces que comencè a ojearlo.
Y recordè cuando empecè a escuchar a Milagritos Lopez, a la cual me imaginaba tal cual una fotocopia de Celia Cruz. Y nunca imaginè que era un hombre.
O cuando escuchaba a Porelortti y su esposa Chucha, y me reìa tanto.
Palito, la Mega, Roberto Flores, y tantos otros.
Y cuando empecè a sentir que habìa alguien que pensaba como yo y no me sentì tan sola.
Que habìa màs opciones de las que nos venden, que hay personas que se creen justas y en realidad son hipòcritas, y tantas otras cosas...
Me pareciò genial que diga que los hombres son màs histèricos (en realidad el dijo "conchudos") que las mujeres. Que si hay un Dios no sabe si quiere creer en el o no. Que los medios de comunicaciòn nos incomunican, etc.
En un momento lo habìa dejado de apreciar. Pero hoy lo recordè con emociòn.
Y llorè.

No hay comentarios:

Publicar un comentario